LO MÁS IMPORTANTE

LO MÁS IMPORTANTE

Volvía mi mirada hacia atrás, veía a lo lejos esa vieja casa en medio del bosque.
La hierba estaba tan alta que podía cubrir mis hombros. Tan descuidada la casa.
Esa casa es muy hogareña, con sus pisos y puertas de madera y una gran chimenea que calentaba todo el ambiente. Un lugar acogedor lleno de buenos recuerdos y unos no tan buenos.

Después del ajetreo de la ciudad, pasar una noche en mi vieja casa será tranquilizador pensé, y así fue. El calor de esa casa me inundaba, me sentía abrazada por sus paredes y muebles de madera.
Tenía sólo un cuarto, una pequeña cocina y una sala, ésta última sólo consistía en un sillón individual.
Así que, realmente era pequeña, pero acogedora, muy acogedora.
En esa casa nacieron grandes sueños como pequeños escritos en libretas.
Grandes sueños que se visualizaban como pequeños.
Grandes dudas que se hicieron enormes.
Gran incertidumbre que se resolvió muchos años más tarde.
Pero sobre todo, donde surgió un gran amor. Y mi pregunta era ¿Dónde está ese amor?
Busqué debajo del tapete de la entrada, pasando la puerta busqué en el sofá, pasé a la alacena vacía y debajo de la cama.No había nada. Ni siquiera pistas o rastro alguno.
Todo estaba en su lugar menos el amor.

Pensaba en una forma de volver a encontrarlo, pensaba que al regresar a esa casa, seguro llegaría.
Esa casa descuidada por fuera, pero intacta por dentro. ¿No podría llevármela conmigo a la ciudad? pensaba con ansia. Si la llevara y viviera de nuevo en ella... podría crecer el amor de nuevo, así como antes. Pero, ¿Cómo puedo llevármela?

Volví a la ciudad un poco frustrada. No tenía idea de cómo llevarme la casa.
A lo mejor atándole mil globos, como lo vi en una película, Oh... tan sólo son caricaturas, eso no pasa en la vida real, me dije a mi misma.
Durante la semana siguiente, recordaba lo acogedor que fue dormir en mi vieja casa aquel fin de semana. La extraño tanto, aquí hace algo de frío, quizá ahí estuviese más calientito.

El siguiente fin de semana fue muy ocupado y no pude ir a mi pequeña casa.
¡No puedo seguir así! ¡Tengo que traer mi casa a como de lugar!
Por la noche estaba a punto de dormir cuando me atacó una gran pregunta; ¿Dónde está todo ese amor? y por cierto, ¿De dónde salió? y, ¿Hay aún, algo de ese amor el mí?
Descubrí que nada de lo que hacía parecía tener sentido, y al mismo tiempo, una sola pizca de amor le daba sentido a todo.La respuesta no era mi casa. Era mi inversión del amor, mi deficiente inversión del amor. Al parecer lo había derrochado todo en mí. Después de tantos años, lo fui gastando en mí hasta que no quedó mas. Fue una mala inversión, por lo cual no pudo crecer y quedó estancado.
Después de la noche de análisis, comprendí que el mejor lugar para invertirlo era al compartirlo con otros. Solamente así puede crecer y no acabarse jamás. Por que el amor no consiste en uno solo.

Lo más importante siempre estuvo ahí. Está en mi para compartir con otros. Sin embargo, por querer atesorarlo, resultó despilfarrado. Se extinguió dentro de mis entrañas. Murió lentamente. Esa muerte lenta de la cual no te das cuenta, a la cual te acostumbras y te hace fácilmente dejar de extrañar en soledad.
Lo más importante siempre estuvo ahí y no noté cuando se fue.
Pero ahora sé dónde invertir, para que no se acabe en mí. Para hacerlo crecer, para amar más. Porque eso es lo más importante y siempre promete ser una semilla abundante.

Hogar
Tinta china y anilina, Retoque digital en Photoshop